
Mascherano y el Inter evaluan la continuidad de Luis Suarez en Miami, luego de la explosiva reaccion del charrua el fin de semana pasado.
Vamos a arrancar con lo obvio, querido lector. Luis Suárez ya no es el mismo. Lo sabemos, él lo sabe, Messi lo sabe, y hasta el utilero de Inter Miami que tiene que cambiarle las camisetas empapadas también lo sabe. Lo que no sabíamos era que el pobre Telasco Segovia iba a tener que salir a correr por él como si le hubieran dicho que había choripanes gratis en la otra punta de la cancha.
La escena fue clara: minuto 70 y algo, Inter Miami ganando 1-0 al Columbus Crew, Mascherano mira al banco, agarra la libreta y hace la seña. Suárez lo ve, se agita el moño como si fuera una calecita fuera de servicio, y sale mascullando bronca, haciendo gestos que en otro país serían causa de divorcio.
Y ahí nomás, el Jefecito —con ese tono que mezcla autoridad y paciencia de padre joven con nene caprichoso— explicó:
“Necesitábamos refrescar. Luis viene jugando muchos minutos. Queríamos tener un poco la pelota… y decidimos ponerlo a Telasco”.
Traducción al criollo argentino: “el tanque no da más, maestro”.
Luisito, crack eterno, sigue teniendo la cabeza del pistolero que se comía defensas como si fueran medialunas. Pero el cuerpo… el cuerpo está para narrador de podcast, no para ir a presionar a un central yankee con piernas de linebacker. Ya no llega, ya no vuelve, y cuando lo saca Masche, en vez de agradecer el respiro, se ofusca como si le hubieran escondido el dulce de leche.
¿Y Messi?
Bueno, Messi jugó todo el partido, aunque hay rumores de que algo le duele. Nada confirmado, pero tampoco descartado. Mascherano dijo que “no le confirmaron nada”, lo cual en términos médicos es como decir “nos estamos haciendo los boludos hasta que veamos si puede jugar el jueves”. Messi, al menos, camina con elegancia cuando le duele algo. Suárez camina como después de una cena navideña con tres platos de lechón.
Pero ojo, no todo es crítica. El equipo ganó, y eso no es poca cosa. Con gol de Benjamín Cremaschi —el argentino made in Florida que parece criado a mate y empanada—, Inter Miami se llevó tres puntos que saben a gloria, aunque hayan terminado con el “pistolero” resoplando en el banco y con Mascherano teniendo que apagar incendios con declaraciones.
Conclusión:
Luis, te queremos. Pero si querés seguir jugando en la MLS, capaz que hay que bajarle un cambio al asado, y meterle un par de vueltas más al parque. Porque por más que la zurda siga siendo de seda, los kilos no se gambetean solos.
Y como diría un amigo entrañable que paso exitosamente por la MLS hace un tiempo: “No duele que te saquen… lo que duele es que tengan razón cuando te sacan”.